La fobia a los animales, son
miedos puntuales a animales, tales como pájaros, perros, gatos, ranas,
serpientes, arañas, mariposas, abejas ó avispas. Esta fobia, produce miedo y
evitar a los animales (y no asco o miedo a la contaminación que supongan). En las
personas fóbicas a los animales, el miedo alcanza su punto álgido, sobre todo cuando
los animales se encuentran en movimiento.
Normalmente,
dicen los psicologos, las personas
temen a un tipo de animal y no a otras especies diferentes, y únicamente una
minoría muestra miedo por el daño que le pueda causar el animal. En general, en
la mayor parte de los casos los fóbicos temen al pánico que pueden llegar a
experimentar y mostrar ante la presencia del animal, y a las consecuencias
negativas que ello puede tener.
En
los cinofóbicos, el temor puede ser hacia todos los perros o nada más a alguna
raza, color o tamaño.
En
la mayor parte de los casos, el miedo a los perros surge en la infancia, cuando
por una mala experiencia, un susto o un trauma, el niño llega a ser adulto sin
haber superado ese miedo.
Como
cualquier proceso humano, las fobias son los resultantes de la interacción
entre biología y entorno. Si bien, si se está predispuesto genéticamente para que
se desarrolle una fobia, en el caso de las fobias específicas interactúa un
tipo de adoctrinamiento que predomina, aunque no el único, que es el
aprendizaje por condicionamiento familiar.