martes, 9 de septiembre de 2014

Pueblos de las costa de Girona


*Por su extraordinaria belleza, pero además por su historia, Es Castell es un lujo natural, y también una realidad de lo que habría sido de la Costa Brava, sin la masificación turística y el afán constructor, que arruinó muchos de sus paisajes. Serían los vecinos de la zona, quienes en 1994 tomaron la decisión en referéndum de rechazar la instalación de un campo de golf en la zona, salvando de esta manera, uno de los rincones más bellos de la costa ampurdanesa. Los restos de un poblado íbero cuidan la playa en uno de los laterales.

*Lloret, concentra lo mejor y lo peor de la Costa Brava: el entorno sin igual por un lado, y la masificación turística por otro, en un pueblo que lucha por eliminar la fama del turismo de borrachera. Como la juventud que llega, es un poco perezosa, descarta las playas un poco alejadas del centro. Una de ellas es La Boadella (entre Lloret y Blanes, límite de la Costa Brava por el sur) y que tiene todo lo que uno espera de la Costa Brava: paisaje escarpado, pinares y fondos rocosos... En uno de los extremos practican el nudismo.

*De rocas y no muy aptas para tostarse al sol (pero sí para tomar el baño), lo mejor de las playas de Cadaqués es la propia Cadaqués, por antonomasia el pueblecito con encanto más conocido de las costa de Girona. Enclavado en el parque natural del Cap de Creus, y tras una carretera de endemoniadas curvas, la aparición de las casitas blancas de este pueblo que enamoró a Salvador Dalí, enmudece al viajante. Tomar el aperitivo en alguna terraza y, remojarse en una de sus playas, casi con el «cinzano» en la mano, es suficiente justificación para quedarse un verano completo.