*Por su extraordinaria
belleza, pero además por su historia, Es Castell es un lujo natural, y también
una realidad de lo que habría sido de la Costa Brava , sin la masificación
turística y el afán constructor, que arruinó muchos de sus paisajes. Serían los
vecinos de la zona, quienes en 1994 tomaron la decisión en referéndum de rechazar
la instalación de un campo de golf en la zona, salvando de esta manera, uno de
los rincones más bellos de la costa ampurdanesa. Los restos de un poblado íbero
cuidan la playa en uno de los laterales.
*Lloret,
concentra lo mejor y lo peor de la Costa Brava : el entorno sin igual por un lado, y
la masificación turística por otro, en un pueblo que lucha por eliminar la fama
del turismo de borrachera. Como la juventud que llega, es un poco perezosa,
descarta las playas un poco alejadas del centro. Una de ellas es La Boadella (entre Lloret y
Blanes, límite de la Costa
Brava por el sur) y que tiene todo lo que uno espera de la Costa Brava : paisaje
escarpado, pinares y fondos rocosos... En uno de los extremos practican el
nudismo.
*De
rocas y no muy aptas para tostarse al sol (pero sí para tomar el baño), lo
mejor de las playas de Cadaqués es la propia Cadaqués, por antonomasia el
pueblecito con encanto más conocido de las costa de Girona. Enclavado en el parque natural del Cap
de Creus, y tras una
carretera de endemoniadas curvas, la aparición de las casitas blancas de este
pueblo que enamoró a Salvador Dalí, enmudece al viajante. Tomar el aperitivo en
alguna terraza y, remojarse en una de sus playas, casi con el «cinzano» en la
mano, es suficiente justificación para quedarse un verano completo.
Fuente: wedding.wolfphotographers.com