Se llama publicidad exterior, a la que usa zonas públicas para su
desarrollo y está
compuesta por carteles, vallas publicitarias, rótulos luminosos, banderolas y todos
aquellos soportes que se colocan en sitios públicos o
donde se produzcan espectáculos, eventos culturales, encuentros deportivos,
entre otros. El fin de la publicidad exterior, no es otro que el de atraer las miradas,
ya sea como valla publicitaria, de mupi o de acción de guerrilla. En cualquier
caso, la publicidad exterior nace con la intención de
no pasar indiferente, y sobre todo en Navidad, esa época en la que nos vemos agobiados
por una gran cantidad de oferta publicitaria. Realmente es que, pese a ser una de
las formas publicitarias más longevas, ha sabido funcionar bien con el paso del
tiempo y continúa sorprendiendo cada día al espectador en las calles.
No
podemos olvidar, uno de los principales beneficios de este medio: su proximidad. Pensemos en los escaparates
navideños, o los luminosos de los centros comerciales. Son necesarios para que
el comprador entre en el establecimiento. Entonces, el medio
exterior también te acerca al interior. En la época navideña, en la que
pasamos mucho más tiempo fuera de casa, este sistema de medios crece en
importancia.
Cuando
sales a las calles, los eslóganes de luz y color en escaparates,
vallas, carteles, rotulos direccionan nuestros pasos. Captar todo ese espectáculo, nos
lleva al consumo de esos productos que tanto nos llaman
la atención. Y es que, lejos de pensar que este sistema de publicidad
es algo del pasado, son muchos los que asienten, que está cada vez más vivo que
nunca y su eficacia sigue siendo
muy alta. De hecho, la publicidad de exterior incrementa la posibilidad de compra
hasta tres veces.
Las
marcas más conocidas, más grandes, más potentes son las que más invierten en la
publicidad de exterior. Lo hacen porque es rentable, la publicidad de exterior
se percibe como un medio muy bueno para impulsar el conocimiento de marca y
mantener el Top Of Mind. Recordaremos al “calvo de Navidad” o las burbujas de
Freixenet, que vuelven siempre año tras año. En Sevilla, también se
han desarrollado estrategias de
publicidad en la calle, para promover la imagen de la ciudad.