La comodidad de las
lentillas, desde su aparición en los años 30 han
conseguido ser el perfecto sustituto de las gafas (obviando la cirugía ocular).
Y es que fueron confeccionadas para facilitar la vida del miope, primordialmente por su
comodidad. De todas formas, con las lentillas debemos tener en cuenta unos
cuidados un poco más esmerados que con las gafas. Todo dependerá de la época
del año en la que nos encontremos.
Sobre todo durante en verano, el aire acondicionado, la playa o
los baños en el mar y la piscina, podrán provocar molestas irritaciones.
Siempre será recomendable y en cada caso, no abusar de ellas y
alternarlas con las gafas, de manera que el ojo descanse y respire frecuentemente,
evitando así la saturación de la córnea.
En momentos, los
problemas surgen a pesar de tomar las precauciones higiénicas en su uso, por
una incompatibilidad del ojo a la lente sin motivo aparente.
Pero no siendo hoy en día lo habitual, os dejo algunos consejos
básicos de el uso de las lentillas
de contacto, para minimizar los posibles rechazos
del ojo:
*Debemos lavarnos las
manos con agua y jabón antes de su manipulación.
*No debemos ponerlas
en contacto con el agua del grifo (la cal puede dañarlas).
*Debemos respetar la
vida útil de las lentillas desechables (tirar las
diarias al final del día y las mensuales al mes).
*Tenemos que lavar
los estuches, con el mismo líquido con el que se
lavan las lentillas.
*Si notamos irritación o picor, quitarlas de inmediato.
*Llevar siempre consigo
las gafas y el estuche, para poder quitarlas en
caso de molestia.
Si seguimos estos
consejos, las lentillas no deberán darnos problemas. Sin embargo, de ser así,
recomendamos visitar al oculista.