El nacimiento del tubo de neón, lo podemos situar en el año 1.855 con el
entonces llamado “Tubo Geissler”, de Henry Geissler, un soplador de vidrio en Alemania.
El gas fue puesto a baja presión en el interior del tubo y al aplicar un
voltaje eléctrico se descubrió que el tubo brillaba intensamente.
El gas neón lo descubrieron Guillermo Ramsey y M.W. Travers en 1.898 en
Londres, es un elemento gaseoso con presencia en el aire con una proporción del
0,001%.
Más tarde de la aparición de los generadores de electricidad y de la energía
eléctrica, originaron hacia el 1.900 varias lámparas de descarga o lámparas de
vapor eléctricas.
El tubo de neón, llamado también tubo de descarga, se usó por vez primera como
elemento publicitario en el salón del automóvil del Gran Salón de Paris en
1.910. Esta primera aparición fue realizada por Georges y André Claude que
introdujeron el gas neón, de color rojo, en un tubo de vidrio al que
previamente se le había provocado un cierto nivel de baja presión (vacío) y al
conectarlo a una corriente eléctrica, vieron su gran rendimiento como tubo de
iluminación.
Más tarde, el tubo de neón se introdujo en los EE. UU. por Earle C. Anthony de
la marca de coches Packard que adquirió dos pequeños rotulos luminosos con su marca.
Desde ese momento, la iluminación de neón se popularizó con rapidez, como el
elemento de publicidad visible mas efectivo, que llamaría la atención de tal manera
que obligaba parar a las personas a mirar su trazado y su brillo.
Elementos
En un tubo de neón, hay básicamente cuatro componentes: el tubo de vidrio, los
electrodos o terminales metálicos, los pigmentos fluorescentes y el gas que
contiene en su interior (neón o argón en función del color preferido). Debido a
su alto poder de ionización, el neón fue el primer gas usado, de ahí la
generalización de su nombre a todo tipo de tubo luminiscente.
Condiciones en la confección del tubo de
neón:
Guardar un espesor y diámetro continuado, para así evitar las diferencias entre
el enfriamiento de las caras interior y exterior del mismo, eliminando las
tensiones que pueda ocasionar una fisura.
Los pigmentos fluorescentes son substancias como el silicato de zinc, de
cadmio, borato de cadmio, tungstato de calcio o tungstato de manganeso. Estos mezclados
entre sí y a su vez con un activante, nos dan una gama de colores.
El último componente del tubo de neón es el gas. Aunque el primer gas fue el
neón, en la actualidad se utiliza también el argón y algunas mezclas entre
ambos.