En los últimos años, en las fotografías
de bodas han empezado a surgir varias tendencias y estilos, que originan que
los reportajes de bodas se hayan convertido en algo más creativo y artístico
(si cabe) de lo que estaban siendo por tradición. Ello es, gracias a una novedosa
generación de fotógrafos que han decidido cambiar los tradicionales clichés, pues
en estos momentos están desfasados. Una de las últimas tendencias, nos llega
desde Estados Unidos y es la de realizar un
reportaje, del día después del evento a los novios: a
la mañana siguiente.
Seguramente, sonará algo morboso después del fruto de la educación que hemos
recibido en bastantes ocasiones. Con independencia de ello, es un aspecto no
tocado en ninguno de los reportajes que hemos conocido hasta el presente.
¿Qué hay de malo en ello?
Creo que no existe nada raro, en reflejar ese instante
de después que hayan compartido los novios. Las fotos de una cama revuelta,
unas sábanas caídas, las medias o la chaqueta en el suelo, pueden ser unos
toques muy sensuales e interesantes, para un tipo de reportaje que no dejará de
ser algo personal y contratado por la pareja. Siempre que ellos accedan.
Un timeline muy marcado: rompiendo los esquemas de la tradición
Los reportajes de boda (incluyendo pre-bodas,
post-bodas, bodas y otros) llevan un timeline muy marcado, ante todo, el día
del enlace matrimonial. Un timeline que acaba el día de la boda, es lo normal,
con el baile de los invitados. ¿Y si continuamos con algo más para añadir a
esta propuesta? La
llegada y entrada de la pareja a la suite nupcial.
Dependerá del buen hacer del fotógrafo
Como todo lo referente a este tema, en esta y
otras disciplinas, el gusto del artista (en este momento el fotógrafo) es
fundamental. Su buen hacer y su criterio, marcarán la distancia entre un
servicio que puede resultar algo sensual, sugerente y visualmente interesante o
por lo contrario algo basto y burdo.