En las
mesas de hoy, junto al menaje del hogar
se incorpora una etiqueta de acuerdo con las modernas costumbres, menos rectas,
más agradables y más relajadas, pero que son suficientemente
correctas, de manera
que si queremos usar los salvamanteles destinados a la protección del mantel,
los podemos utilizar, pero teniendo presente la máxima que debe funcionar
en las mesas de etiqueta, que son las consignadas a los
almuerzos y cenas formales; a los restaurantes de cierta categoría y a los
banquetes de celebraciones.
Esta
máxima, es que los
cubiertos se tienen que cambiar en cada plato, de manera que el posacubiertos
o salvamanteles no se debe colocar en mesas de etiqueta.
Otra
de las reglas elementales de los buenos modales en las mesas, según Zalema, y ampliable a todas las
ocasiones, es que cuando
se dejan los cubiertos para beber agua, coger el pan, poner sal o para
cualquier otra cosa, los cubiertos deberás dejarlos apoyados sobre el plato, bien poniéndolos sobre el borde del
plato o dejando apoyar sus partes superiores en éste; pero además, siempre como
las agujas de un reloj a las ocho y veinte.
Cuando
se acaba un plato, los cubiertos se quedarán depositados sobre el plato en
paralelo y mirando sus bases hacia nosotros. Pero en una mesa familiar o de menos
formalidades, donde se va a comer el segundo plato con el mismo cubierto (vaya, si de primero tenemos
paella y de segundo un filete), sí serán
útiles los posacubiertos,
porque entre plato y plato, el cuchillo y el tenedor pueden dejarse sobre estos
soportes, evitando así, manchar el mantel.
Si
vamos a usar estas piezas, lo más lógico es poner uno para el tenedor, quiero
decir, en el
lado derecho del comensal y delante del tenedor. Eso debe ser así, porque normalmente
reutilizaremos el tenedor y no el cuchillo. De todas formas, si el cuchillo lo volvemos
a utilizar, se pueden colocar dos soportes, destinados para el
cuchillo y el tenedor respectivamente.