Hasta
hace pocos años en España no comprábamos electrodomesticos
de segunda mano, ropa o libros. A la inversa que otros países europeos no
teníamos cultura de reutilización tal vez influidos por los años de precariedad
vividos en la posguerra. Acudir a la segunda mano nos parecía de pobres y nos
traía a la mente etapas que preferíamos olvidar. No obstante gracias a la
europeización y en parte así mismo debido a la crisis económica, estamos
suprimiendo estos anticuados prejuicios y complejos y comprendiendo que el
mercado de segunda mano, es una enorme ocasión para consumir de una forma más
inteligente y responsable.
Con
el aumento de la demanda de toda clase de productos de segunda
mano, a su vez se ha hecho la oferta. Anteriormente, la única manera de localizar este tipo de productos eran los mercadillos y anticuarios. Mas poquito a poco se
fueron abriendo otro tipo de establecimientos, generalmente franquicias, que se
dedican a la adquisición de objetos utilizados a particulares para venderlos a
otros particulares. De forma adicional a estas tiendas físicas, se pusieron en
marcha los portales de anuncios, donde el proceso se democratiza más. Cualquier
ciudadano, puede utilizar estas plataformas para vender lo que ya no usa con un
beneficio.
Las primordiales ventajas del mercado de segunda
mano son evidentes: el ahorro que supone para el que adquiere un producto y la
posibilidad de ganar un dinero extra para la persona que vende lo que ya no
usa. Más aparte de lo obvio, existen asimismo otros beneficios no menos
esenciales que repercuten en nuestro bienestar, como el cuidado del
medioambiente.
Así mismo podemos hablar de las desventajas, que
las hay, como los timos. Para evitarlo, la primera cosa que hay que hacer, es
ir a lugares de confianza como Vacia tu Casa y, en el caso de la
venta online, no fiarnos de los costes exageradamente bajos, anuncios sin
fotografía, descripciones imprecisas, erratas, correos electrónicos de contacto
de un dominio sospechoso, etcétera. Si el vendedor vive en exactamente la misma
ciudad, podemos quedar con él para examinar la pieza y si no, convenir el pago
en dos plazos: cincuenta por ciento ya antes de la recepción del producto y
cincuenta por ciento después.
En el caso de electrodomésticos, móviles,
ordenadores, etc en muchas ocasiones el producto ya no está en garantía, mas
esto se ve compensado con la reducción de costo. Como todo, tiene sus pros y
sus contras; tampoco la adquisición de un producto nuevo nos da siempre y en
toda circunstancia una seguridad y satisfacción cien por cien: ropa que tras
ponerla dos veces se rompe o bien descolora, electrodomésticos que justo al
concluir la garantía se estropean sin arreglo posible, fallos que no cubre la
garantía, taras, etcétera.